Por sostenibilidad nos referimos, por definición, a satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.
Por desarrollo sostenible nos referimos al modo de progreso que no pone en peligro los recursos del mañana.
Es decir, que la sostenibilidad y el desarrollo sostenible funcionan siguiendo el principio de que no se pueden agotar los recursos disponibles de forma indiscriminada, hay que proteger los medios naturales y todas las personas deben tener acceso a las mismas oportunidades.
La finalidad de su relación es que exista un desarrollo económico y social respetuoso con el medio ambiente.
Cuando eliges un alimento de acuicultura puedes presumir de haber ahorrado muchos recursos al planeta, porque la acuicultura es uno de los métodos de producción más eficientes.
La cantidad de energía, nutrientes, espacio y agua necesarios para producir un kilogramo de proteína son mucho menores respecto a otras ganaderías.
Consumiendo más alimentos procedentes de la acuicultura reduciremos la presión sobre los recursos naturales terrestres y de la pesca.
Consumiendo productos acuícolas contribuyes a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Las instalaciones de acuicultura muchas veces están situadas en zonas remotas donde raramente llegan otras actividades empresariales e inversiones siendo, a menudo, la única actividad generadora de empleo estable y arraigo de la población.
Nuestras empresas ayudan a mantener a las comunidades en las que se desarrollan respetando el entorno en el que se encuentran y bajo estrictas medidas y normas.
La acuicultura ocupa a 20 millones de personas en el mundo y es responsable de más de la mitad del pescado que consumimos a nivel global. En 2030, se espera que esa cantidad aumente hasta el 60%, atendiendo a la demanda creciente de alimentos.
La economía azul genera en Europa 95,4 millones de puestos de trabajo y un valor añadido bruto de 500.000 millones de euros al año.
España es el país de Europa que registra una mayor cosecha de acuicultura, con el 23%.
Consumir alimentos de acuicultura implica, por tanto, apoyar a las comunidades que trabajan cada día para hacer llegar alimentos sostenibles y de calidad a nuestras mesas, transmitiéndonos a través de ellos el saber hacer de generaciones y el amor y respeto a sus entornos naturales.
Los acuicultores queremos que las personas comprometidas con su entorno elijan los alimentos de acuicultura por su calidad y sostenibilidad medioambiental, social y económica.