El sabor de los productos pesqueros es, probablemente, el más variable y cambiante de nuestros alimentos básicos, pues depende de la especie y tipo de producto, de la salinidad de las aguas donde vive, de lo que come y de la manera en que se captura y maneja.
Suelen formar parte de las recetas locales y tradicionales de numerosos pueblos y ciudades de nuestra geografía y, además, en la Dieta Mediterránea – reconocida por la UNESCO como uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad – se recomienda consumir pescado en abundancia porque, además, aporta beneficios nutricionales a nuestro organismo.